Políticas públicas para la igualdad de trato y no discriminación
POLÍTICA DE IGUALDAD
EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA
La Universidad de Granada (UGR) despliega su
política de igualdad a través de planes de igualdad. Se trata de una política
transversal con un enfoque dual, que aboga por integrar el principio de
igualdad en todas los servicios de la universidad (mainstreaming), y desarrolla acciones específicas para evitar
situaciones de discriminación.
El II Plan de Igualdad de la UGR (2020-2024) incluye 9 ejes, 34 objetivos y 151 acciones para
promocionar la igualdad y corregir las manifestaciones de la desigualdad en la comunidad
universitaria. Como innovación, incorpora dos ejes disruptivos: LGTBI y Nuevas
Masculinidades e Igualdad. Además, incorpora en las medidas de Conciliación y
Corresponsabilidad el compromiso por desarrollar un Plan específico (Plan
Concilia).
Esta política pretende ampliar y consolidar
la igualdad dentro de la institución, pero al mismo tiempo plantea una vocación
social para romper los obstáculos que impiden avanzar en ese sentido. Sus
objetivos principales son crear una cultura de igualdad en la UGR y conseguir la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.
ÁMBITOS DE ACTUACIÓN
Las acciones diseñadas se dirigen al conjunto
de la comunidad universitaria, sobre los pilares de prevención, investigación,
formación, sensibilización, atención a la diversidad, asistencia, y actuación
sobre las personas que rompan la convivencia.
Dimensiones/Ejes:
Cultura e Igualdad: Fomentar una cultura de igualdad que
garantice, a través del compromiso ciudadano, que todas las personas tienen las
mismas oportunidades en el ámbito profesional y personal, independientemente de
su identidad de género o sexual.
Formación: La formación como eje vertebrador. Garantizar la formación en igualdad
de oportunidades como elemento básico para que todas las personas tengan acceso
al conocimiento sobre igualdad y diversidad.
Investigación y gestión del conocimiento: El conocimiento como fundamento esencial
del plan. Fomentar la generación de conocimiento sobre identidades y relaciones
de género. Avanzar en la calidad e innovación de las enseñanzas universitarias
a partir de la inclusión de la perspectiva de género.
Relaciones laborales: La igualdad en el ámbito laboral como
cimiento del plan. Conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres en el
ámbito laboral, de manera que puedan acceder, de forma igualitaria, a trabajos
igualmente remunerados y provechosos, y con las mismas perspectivas de
responsabilidad y decisión.
Representación de las mujeres: La paridad como estrategia. Garantizar la
participación equilibrada entre hombres y mujeres en la toma de decisiones en
los ámbitos académico, laboral, social y político para el pleno disfrute de los
derechos humanos y como condición necesaria para el mejor funcionamiento de la
universidad.
Conciliación y corresponsabilidad: El compromiso como motivación. Adoptar las
medidas necesarias que garanticen conciliar la vida laboral, familiar y
personal, así como fomentar que mujeres y hombres se responsabilicen de las
tareas domésticas, del cuidado de hijas/os y personas dependientes.
Acoso y violencia de género: La empatía como distintivo. Eliminar todas
las formas de acoso y relaciones de dominación que tenga o pueda tener como
consecuencia un daño físico, sexual o psicológico, incluidas la coacción y las
amenazas de tales actos.
Personas LGTB: La diversidad como riqueza. Adoptar todas
las medidas necesarias que garanticen la visibilidad y la protección de las
personas con orientación sexual e identidad de género diversas.
Nuevas masculinidades e igualdad: La complicidad como oportunidad. Promover la igualdad real a partir de la sensibilización y concienciación sobre nuevas masculinidades.
BENEFICIARIOS, IMPACTO Y RESULTADOS
El I
Plan de Igualdad (2011-2014) estuvo fundamentalmente centrado en la Igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres, incluyendo acciones enfocadas en la
prevención y la aprobación de normativas como el protocolo de prevención y
respuesta ante el acoso, o el eje de comunicación, imagen y lenguaje institucional.
Tras su ejecución, se estima que se desarrollaron el 74% de las acciones
programadas. Los ejes con menor desarrollo se relacionan con la conciliación de
la vida laboral, familiar, y personal y tiempo de trabajo, y el acceso,
selección, promoción y desarrollo profesional, clasificación profesional y
retribuciones.
En
el II Plan de Igualdad, las acciones tienen como beneficiarios al conjunto de
la comunidad universitaria: alumnado, personal
docente e investigador, personal de administración y servicios, personal de
servicios externalizados.
Sin embargo, como señalo más adelante, el
planteamiento y el diseño del plan, junto con las dificultades en su
implementación, pueden suponer que esta política tenga un impacto real muy
limitado para los colectivos de interés, y unos resultados centrados más en la
forma que en el fondo.
FORTALEZAS Y DEBILIDADES
Como
fortalezas, el plan referencia un diagnóstico de la situación histórica y
actual en la UGR, y plantea objetivos y acciones concretas, temporalizadas y
asociadas a servicios/unidades responsables de su cumplimiento. No obstante, el
nivel de detalle no es demasiado alto, y se confunden de manera general
objetivos con acciones.
Para
su seguimiento, incluye indicadores para monitorizar acciones, identificando a
los servicios y unidades responsables. Sin embargo, no incluye valores de
partida ni valores meta que permitan valorar objetivamente su cumplimiento. No
incorpora en general información presupuestaria, ni un cronograma para
temporalizar su implementación. Esto supone una notable debilidad de la
política, que complica el poder evaluar de manera realista el impacto del plan
en los beneficiarios.
Es
relevante manifestar que el plan introduce un cambio de rumbo en la política de
la entidad, ya que se mueve el foco desde la “igualdad de oportunidades entre hombres
y mujeres” hacia un concepto de igualdad más amplio o abstracto, en el que
pierde peso la representación de las mujeres. Sin embargo, pese a esta
declaración de principios, no contempla acciones dirigidas a colectivos que pueden
sufrir discriminaciones en el ámbito universitario, como personas con
discapacidad, personas desfavorecidas económicamente o colectivos étnicos.
Este
planteamiento es en mi opinión una debilidad, ya que todavía es necesario
seguir centrando el foco en la igualdad entre hombres y mujeres, abogando por
acciones radicales que permitan implementar verdaderas medidas de conciliación
familiar, de estabilización laboral y de carrera profesional de las mujeres,
desde una posición abiertamente feminista, que no sea opacada por las reivindicaciones
de otros colectivos.
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